Caminaba con mi psicodelia en el laberinto de pinos con montones de nieve, mi mirada perdida hacia las alturas mostraba mis ojos verde manzana maquillados con sombra mandarina, era una princesa de hielo rodeada de árboles en mi soledad.
Mientras más me adentraba, más frustrada me sentía, desee llorar,
pero no llore a pesar de que sinceramente me provocaba.
Nada ni nadie merecía mis lágrimas, pues yo soy una princesa, nadie me destrona, nadie me quita mi lugar; estaba derrotada, pero si había algo seguro: nunca me iba a resignar.
Mi corona de oro de piedras naranja, adornaba mi cabellera rojiza, la prince